jueves, 12 de septiembre de 2013

Tipos de narrador



Tipos de narrador


En todas las narraciones existe siempre un narrador, que no se debe confundir con el autor. Mientras el autor es quien escribió la historia, el narrador es quien nos la relata. Es el autor el que usa un narrador conveniente para la historia que quiere contar. Partiendo de la manera como el narrador se involucra o no en la historia que nos relata, podemos clasificarlo de la siguiente manera:





Narrador
Características
Omnisciente
·       Cuenta lo que ocurre dentro de la historia, pues no sólo relata lo que hacen los personajes, sino también lo que sienten y piensan. Omnisciente significa “que todo lo sabe y lo siente”.
·       Su relato está estructurado en tercera persona.
Personaje
·       Es un personaje de la historia.
·       Narra los sucesos desde el punto de vista de una persona involucrada con los otros personajes y con las situaciones y las motivaciones de la historia.
·       Su relato generalmente está estructurado en primera persona.
Testigo
·       Cuenta sólo lo que se puede ver o escuchar.
·        No conoce los sentimientos ni los pensamientos de los personajes. Sólo puede referirse a lo que los personajes mismos expresan que sienten o piensan.
·       Es alguien que sabe del pasado únicamente lo que presenció o lo que le dijeron; del presente sólo sabe lo que alcanza a escuchar o presenciar, y nada del futuro.
·       Puede no ser un personaje de la historia; sólo alguien que está enterándose de lo que pasa.
·       Su relato también usa la tercera persona.
Interlocutor
·       Es como una voz que se habla a sí misma.
·       Usa el pronombre  para estructurar el relato.


Aquí te presentamos algunos fragmentos de cuentos en los que puedes identificar claramente el tipo de narrador que nos cuenta la historia.

Ejemplos del uso del narrador omnisciente:

-   “Juanita había dejado en su pueblo un novio; un novio a quien quería de todo corazón, como quieren los que no tienen otra cosa con qué ocupar su cerebro, y el novio Nicolás había prometido escribirle. Juanita esperaba con impaciencia aquella carta; pero, para su desgracia, la chica no sabía leer y vacilaba entre el placer de recibirla y el disgusto de tenerla entre las manos, anhelando conocer el contenido; de modo que unas veces deseaba la llegada de la carta y otras, tenía miedo de recibirla”. (“Problema irresoluble”, Vicente Riva Palacio).

  
-   “Lo que Vélez menos entendía era lo de la lata de sardinas. La esposa aseguró al sargento que en la casa no había ninguna lata de sardinas cuando ella salió. Sospechó que don Felipe pudo salir a comprarla por antojo, pero el tendero de la esquina declaró que la víctima no le compró la lata, aunque reconoció ésta como de la marca de las que tenía en existencia. Esa tarde había vendido tres latas, pero no recordaba a quién, porque era vigilia y los compradores no eran clientes habituales”. (“El secreto de la lata de sardinas”, Pepe Martínez).


Ejemplos del uso del narrador personaje (protagonista):

-    “Me había ido a Suiza en vísperas de Navidad, esperando, por experiencia, pasar un mes con un tiempo tan magnífico como reparador. Había escrito para reservar una habitación en el Hotel Beau Site, y al llegar me encontré con la agradable sorpresa de ver que por la modesta suma de doce francos al día me habían adjudicado una habitación en el primer piso que tenía dos camas. Era la única disponible, pues el hotel estaba lleno”. (“La otra cama”, Edward Frederic Benson).

-  “Ese largo y angustiosos escalofrío que parece mensajero de la muerte, el verdadero escalofrío del miedo, sólo lo he sentido una vez. Fue hace muchos años, en aquel hermoso tiempo de los mayorazgos, cuando se hacía información de nobleza para ser militar. Yo acababa de obtener los cordones de Caballero Cadete. Hubiera preferido entrar en la Guardia de la Real Persona; pero mi madre se oponía, y siguiendo la tradición familiar, fui granadero en el Regimiento del Rey”. (“El miedo”, Ramón María del Valle-Inclán).

-   “ya lleva quince días Angélica sin venir, es bien extraño, yo no tengo humor ni para mi diario, no duermo ni estudio, ni puedo hacer nada en paz. Antes me desvelaba solamente cuando ella venía y me abrazaba o cuando tenía una mala noticia ella; pero ahora es lo de todas las noches, lo de todas las noches de Dios… si ni siquiera puedo escribir. Y es que, como no duermo, tengo la cabeza abombada y no se me ocurre sino estar triste. Y me duele el corazón… ¡mi Angélica, mi Angeliquita, ven, ven, ven…¡"


Ejemplos del uso del narrador testigo:

-   “Lo vi. Desde que se zambulló en el río. Apechugó el cuerpo y luego se dejó ir corriendo abajo, sin manotear, como si caminara pisando en el fondo, después rebalso la orilla y puso sus trapos a secar, lo vi. Que temblaba de frío, hacía aire y estaba nublado”.

-   “Sentados en las tribunas del estadio, podíamos sentir la tensión de los 22 jugadores en la cancha mientras nuestro campeón, se preparaba para anotar ese penal decisivo bajo la atenta mirada de sus compañeros. Anotó justo en uno de los ángulos del arco, y el estadio se vino abajo. Éramos los campeones”. 


Ejemplos del uso del narrador interlocutor:

-   “Ahora reposa y siéntate. Dentro de un instante entrará un vendedor a explicarte que tu televisor está pasado de moda y que debes comprar el nuevo modelo. En pocos minutos convendrás con él las condiciones del crédito, lograrás que te acepten el viejo modelo en el diez por ciento del precio y te dirás que en verdad una mañana de uso ya es suficiente”. (“El monopolio de la moda”, Luis Britto García).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario